Después de un aumento en la mortalidad materna para las mujeres hispanas, se buscan respuestas
Por Michael Merschel, American Heart Association News
La pandemia del COVID-19 trajo consigo no pocas estadísticas lúgubres. Pero para las personas que se preocupan por la salud de las mujeres, una cifra relacionada con las mujeres hispanas sobresalió.
Su tasa de mortalidad materna aumentó bruscamente en el 2020, 44% más que el año anterior, según los datos disponibles más recientes de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades. Por cada 100,000 nacimientos, hubo 18.2 muertes entre las mujeres hispanas, un aumento en relación con 12.6 en el 2019. El riesgo fue más alto entre las mujeres mayores de 40 años.
El aumento llamó la atención, en parte porque la tasa de mortalidad materna de las mujeres hispanas había sido relativamente baja en comparación con las mujeres de las razas blanca y negra.
La Dra. Sadiya Khan, profesora adjunta de medicina en la división de cardiología de la Facultad de Medicina de Northwestern University, en Chicago, dijo que era demasiado pronto para saber qué estuvo detrás del incremento. Pero Khan, quien ha sido autora o coautora de varios estudios relacionados con el embarazo y la salud cardíaca, comparó las disparidades en la salud general que existían antes del 2020 a la leña. "Y la pandemia la encendió".
El problema de Estados Unidos con las muertes de mujeres por causas relacionadas con alumbramientos no es nuevo, ni es exclusivo de las mujeres hispanas. En el 2020 también se abrió una brecha bien documentada entre las mujeres blancas y negras. En junio, al dar a conocer un informe de la Casa Blanca sobre el asunto, la vicepresidenta Kamala Harris llamó a la mortalidad materna una crisis nacional.
Según los CDC, en el 2020 en Estados Unidos murieron 861 mujeres debido a causas relacionadas con la maternidad, a pesar de que la mortalidad materna, que por lo general se define como muertes durante el embarazo o hasta 42 días después del embarazo, se considera en gran parte evitable.
La mayoría de las muertes maternas se debieron a problemas cardiovasculares. Los datos de los CDC del 2016 al 2018 muestran que esas afecciones incluyeron coágulos sanguíneos, cardiomiopatía (un debilitamiento del músculo cardíaco), accidentes cerebrovasculares (derrames cerebrales) y afecciones relacionadas con la presión arterial, como la preeclampsia.
Según los CDC, mayor cantidad de personas embarazadas están experimentando afecciones de salud crónicas, como presión arterial alta, diabetes y enfermedad cardíaca crónica, las cuales aumentan sus riesgos de complicaciones. Pero los problemas difieren entre los grupos raciales y étnicos. Los datos de los CDC del 2007 al 2016 indican que las mujeres hispanas tenían mayor riesgo de morir debido a problemas relacionados con la presión arterial que las mujeres blancas o negras.
Las mujeres hispanas con frecuencia exhiben óptimos comportamientos de salud mientras están embarazadas, dijo la epidemióloga social Emma Sanchez-Vaznaugh, profesora en el departamento de salud pública de la Universidad Estatal de San Francisco. "Por ejemplo, es menos probable que fumen o beban alcohol durante el embarazo", dijo ella.
Pero ellas frecuentemente se encuentran en los peldaños más bajos de la escala económica, en empleos que no proporcionan seguro, dijo ella. Según el Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos, en el 2019, las madres hispanas ya tenían menos probabilidades de recibir atención prenatal, y cuando la recibían, era en una etapa avanzada del embarazo, en comparación con las madres blancas.
Los estudios muestran que cuando la pandemia azotó, las personas hispanas constituían una buena parte de los trabajadores de la primera línea y que las latinas estaban desproporcionalmente empleadas en industrias vulnerables a los cierres.
Esas fuerzas económicas, en combinación con los problemas socioeconómicos existentes que dificultaban a las personas de bajos ingresos alimentarse de manera saludable o vivir en lugares seguros y verdes donde pudieran caminar, andar en bicicleta o ejercitarse "sirvieron como una especie de 'tormenta perfecta' que puede dar paso a más mala salud y muerte en este grupo", dijo Sanchez-Vaznaugh.
El COVID-19 afectó directamente a algunas mujeres embarazadas, quienes estaban entre aquellas con mayor riesgo de enfermar gravemente. Las personas hispanas también tenían un mayor riesgo de exposición al virus, lo cual Khan dice que "era debido en buena medida a las preocupaciones por conservar el empleo al no tener el privilegio de trabajar de forma remota desde el hogar durante el período en que no había vacunas".
Según el sistema de salud se sumía en el caos en el 2020, serían las personas para las cuales el acceso a la atención médica ya estaba limitado las que más sufrirían, dijo ella.
Durante el primer año de la pandemia, muchas mujeres embarazadas evitaron las clínicas, dijo el Dr. Patrick Ramsey, profesor y responsable de la división de medicina materno-fetal en la Facultad de Medicina Long del Health Science Center de la Universidad de Texas en San Antonio. Y hay afecciones, como la preeclampsia que necesitan monitoreo médico continuo.
"Si tú alargas el tiempo entre visitas, o no vas a la clínica para que te evalúen correctamente, esa enfermedad puede empeorar más que si hubieras venido de forma regular", dijo Ramsey, quien es también el director médico de Texas Collaborative for Healthy Mothers and Babies.
Ramsey, que radica en una ciudad donde casi dos tercios de la población es hispana, dijo que las barreras idiomáticas, la desinformación y la desconfianza médica pueden impedir que las personas hispanas reciban información crucial.
Para abordar el problema, tanto Khan como Ramsey hicieron énfasis en la necesidad de una mejor atención, no solo para proteger la salud de las mujeres embarazadas, sino también para protegerlas antes de que queden embarazadas.
Para que esto suceda, hay que derribar las barreras erigidas ante las visitas prenatales. "Quizás sean las barreras financieras las que haya que derribar", dijo Ramsey. "Quizás sean las barreras idiomáticas. Quizás sean los prejuicios dentro del sistema de cuidado de la salud".
Khan dijo que eso también aplica a las mujeres negras, quienes tienen la tasa de mortalidad materna más alta de Estados Unidos.
Ella hizo énfasis en la idea de un "trimestre cero", o la optimización de la salud de la mujer antes de estar embarazada. "Uno de los períodos más críticos, que necesita intervención y puede tener el mayor de los impactos es el pregestacional, pero con frecuencia hay limitaciones debido a un seguro de salud fragmentado o limitado acceso a la atención médica", dijo Khan.
Una parte de eso es garantizar el acceso a anticonceptivos para prevenir embarazos no deseados, dijeron los expertos.
Khan dijo que las mujeres también necesitan "saber sus números" respecto a mediciones críticas de la salud cardíaca, como presión arterial, colesterol total, azúcar en la sangre e índice de masa corporal. "Con frecuencia, las personas jóvenes sienten que son invencibles y no piensan en el embarazo como un momento en el que puede ocurrir algo que ponga en peligro la vida", dijo ella.
Pero, dijo Khan, estar consciente de los riesgos y poder limitarlos "puede servir de mucho" para ayudar a una mujer embarazada a proteger su salud.
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