Las muertes por ataque cerebral entre adultos jóvenes afectan a ciertos grupos más que a otros
Por Laura Williamson, American Heart Association News
El número de adultos jóvenes que mueren por ataque cerebral, particularmente hombres, ha aumentado en la última década, según un nuevo estudio que también revela que los adultos negros, los nativos americanos y los nativos de Alaska mueren a tasas más altas que otros grupos.
"Necesitamos un ensayo clínico muy robusto y cambios en las políticas públicas para abordar esta situación y determina por qué está ocurriendo esto", dijo el investigador principal, Dr. Ahmed Hassaan Qavi, becario de cardiología de la Universidad de Carolina del Este en Greenville, Carolina del Norte. Qavi presentará los resultados del estudio el próximo sábado durante la conferencia virtual de Sesiones Científicas de la American Heart Association. Estos se consideran preliminares hasta que se publiquen en un boletín evaluado por pares.
Qavi dijo que comenzó a investigar las tendencias cuando detectó que un número creciente de adultos jóvenes morían de derrames cerebrovasculares en el hospital donde trabajaba. Esos pacientes solían tener un acceso limitado a la atención médica, les era imposible costear los medicamentos necesarios y presentaban niveles elevados de factores de riesgo para ataque cerebral, como presión arterial alta, colesterol elevado y obesidad.
Si bien las tasas generales de ataques cerebrales han disminuido en las últimas décadas, las investigaciones muestran que estos han aumentado considerablemente en los adultos menores de 45 años, quienes a menudo no reconocen los síntomas de un ataque cerebrovascular. Entre las señales se encuentran el entumecimiento de la cara, los brazos o las piernas, confusión, dificultad para hablar, pérdida de equilibrio, problemas de visión y un fuerte dolor de cabeza.
Para el nuevo estudio, Qavi y su equipo utilizaron las estadísticas del periodo 1999-2019 de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC por sus siglas en inglés) con el fin de observar las tendencias de muertes relacionadas con derrames cerebrovasculares entre personas de 15 a 44 años. En lo general, las muertes por ataque cerebral entre los adultos jóvenes disminuyeron inicialmente, para luego volver a aumentar.
Sin embargo, se dieron diferencias por categorías de raza y sexo.
Las muertes por ataque cerebral entre los adultos negros, por ejemplo, se redujeron en 3.9 muertes por cada 100,000 personas hasta 2013, estabilizándose durante el resto de la década. Aún así, las muertes por ataque cerebral siguen siendo la categoría más elevada en ese grupo de población, con una proporción casi tres veces mayor que los adultos blancos. La cifra más alta le corresponde a los hombres negros, con 7.07 muertes por cada 100,000 personas. La tasa de mortalidad de los indios americanos adultos o nativos de Alaska adultos, fue de 4.36, con pocos cambios durante gran parte del periodo de estudio.
En el análisis también se mostró que, tras un descenso inicial, las muertes por ataque cerebral aumentaron en general tanto en hombres como en mujeres, así como en adultos jóvenes blancos e hispanos. Las tendencias también mostraron que los adultos jóvenes asiáticos y de las islas del Pacífico experimentaron un descenso.
En el estudio de Qavi no se analizó por qué las muertes por ataque cerebrovascular pudieron haber disminuido antes de volver a aumentar, pero el médico indicó que los cambios en la codificación de estadísticas de los CDC que se efectuaron en 2011, posiblemente afectaron las tendencias. La falta de concienciación relacionada con los riegos de los ataques cerebrales entre los adultos jóvenes, los factores relacionados con el estilo de vida y la falta de acceso a la atención médica también pueden influir.
"Seguimos observando que las estadísticas indican que no estamos haciendo bien las cosas en cuanto a la prevención de los ataques cerebrales para ese grupo de edad más joven", dijo la Dra. Tracy Madsen, que ha estudiado los ataques cerebrovasculares en adultos jóvenes pero no participó en la nueva investigación. Madsen es profesora asociada de medicina de emergencia y epidemiología en la Universidad Brown de Providence, Rhode Island. También es codirectora del Hospital de Rhode Island y del Centro de Ataques Cerebrovasculares del Hospital Miriam, así como directora de investigación clínica del Servicio de Medicina de Emergencia de Brown.
"Hemos visto información anterior que sugiere que las tasas de incidencia de los ataques cerebrales están aumentando en este grupo de edad más joven a lo largo del tiempo", dijo. "Este documento va un paso más allá y examina las tendencias de las muertes relacionadas con ellos. Durante la última década, más o menos, la mortalidad ha ido aumentado en casi todos los grupos que se analizaron, lo cual sugiere que se trata de un problema importante".
Madsen también dijo que las investigaciones futuras deberían analizar las diferencias de los factores de riesgo en los grupos afectados de manera desproporcionada por la muerte a causa de un ataque cerebral.
"Tenemos que estudiar la prevención de los ataques cerebrales de forma más específica; ver si hay distintos factores que impulsan la mortalidad a causa de estos en distintos grupos demográficos. Así podremos enfocarnos en los factores de riesgo específicos que provocan las muertes por ataque cerebral en cada grupo".
Identificar a las personas con alto riesgo de sufrirlos a una edad más temprana podría ser de gran ayuda, agregó. El Grupo de Trabajo sobre Servicios Preventivos de los Estados Unidos recomendó recientemente que los profesionales de la salud reduzcan la edad, de 40 a 35 años, para empezar a detectar la prediabetes y la diabetes de Tipo 2, factores conocidos de ataques cerebrales en adultos con sobrepeso u obesidad. Asimismo, la AHA recomienda que el control de la presión arterial comience durante la niñez.
Será fundamental determinar por qué algunos grupos mueren en mayor proporción que otros, y cómo corregir ese factor, dijo Qavi. "Esperábamos encontrar aumentos", añadió, "pero es realmente sorprendente ver una diferencia tan marcada en las tasas de mortalidad entre los adultos jóvenes negros y blancos".
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