¿Que necesitan saber los pacientes cardíacos en este tiempo de COVID-19?
Por Michael Merschel, American Heart Association News
Durante los meses desde que surgió COVID-19, los expertos médicos han aprendido mucho acerca de las amenazas que esta enfermedad presenta en personas con problemas como alta presión arterial, diabetes, obesidad o enfermedades cardiovasculares.
Sin embargo, los consejos esenciales siguen siendo los mismos: tome el coronavirus en serio. Haga todo lo que pueda para evitar contagiarse. Además, nunca ignore los síntomas de un ataque cardíaco o cerebral, ni de cualquier otro padecimiento que deba atenderse en una sala de emergencias.
Todos los días se aprende más sobre este tema y no todas las noticias son sombrías.
Por ejemplo, "parece que las enfermedades cardiovasculares no hacen que la gente sea más propensa a contraer el virus", dijo el Dr. Mitchell Elkind, profesor de neurología y epidemiología de la Universidad Columbia en la ciudad de Nueva York. "Más bien, tenerlas hace que el curso de la enfermedad pueda ser peor".
Estadísticas publicadas en junio por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades indicaron que los pacientes con COVID-19, y padecimientos subyacentes como enfermedades cardiovasculares, tenían una probabilidad seis veces mayor de ser hospitalizados y doce veces mayor de morir, comparados con pacientes sin problemas crónicos de salud. Aproximadamente 1 de cada 3 personas con COVID-19 tiene una enfermedad cardiovascular, haciendo que esta sea la condición de salud subyacente más común.
El coronavirus SARS-CoV-2, que ocasiona COVID-19, se esparce por el aire cuando una persona infectada tose, estornuda o habla. Sin embargo, esta no es una enfermedad únicamente pulmonar, dijo Elkind, presidente de la American Heart Association.
"El virus puede afectar células de todo el cuerpo", explicó. Se engancha a estas a través de una enzima llamada ACE2, sigla de enzima 2 convertidora de angiosteína (ACE). ACE2 se encuentra en una variedad de superficies celulares del cuerpo, desde pulmones hasta corazón, cerebro, tracto gastrointestinal y el recubrimiento de los vasos sanguíneos, lo cual permite que el virus se establezca a nivel corporal. "Es por eso que estamos observando muchas manifestaciones cardiovasculares y de otros tipos con esta enfermedad".
Los inhibidores de ACE y los ARB (bloqueadores de receptores de angiotensina II) son medicamentos que a menudo se recetan para tratar padecimientos como insuficiencia cardíaca, alta presión arterial y enfermedad cardíaca isquémica. Eso significa que pueden ocasionar una sobreexpresión de ACE2, o sea, que haya una mayor cantidad de la enzima en las superficies celulares. Al principio se tuvo una preocupación teorética de que las concentraciones más altas de ACE2 podrían hacer que las personas fueran más susceptibles al coronavirus. Por otro lado, ACE2 reduce la inflamación y podría realmente proteger a los pulmones.
"Pasé gran parte de la primavera hablando con mis pacientes cardíacos acerca de sus medicamentos para determinar si había que cambiárselos", dijo la Dra. Erin Michos, profesora asociada de cardiología y directora asociada de cardiología preventiva de la Escuela de Medicina Johns Hopkins, en Baltimore.
De acuerdo con un análisis del cual fue coautora, publicado en junio en el American Journal of Cardiology, las buenas noticias son que no existe evidencia de que los inhibidores de ACE o los ARB sean ni útiles ni dañinos en cuanto al coronavirus, por lo que se recomienda que los pacientes los sigan tomando mientras continúan las investigaciones.
Cuando alguien contrae el virus, la lista de problemas relacionados con el corazón es larga.
Un artículo publicado en julio en Nature Medicine con más de dos docenas de aportadores (incluida Elkind) indicó que se piensa que COVID-19 es un factor contribuyente de latidos irregulares del corazón, inflamación del músculo cardíaco, flujo reducido al corazón y muerte cardíaca.
El virus crea daños en dos formas principales, al disparar una respuesta inmunitaria que ocasiona una "hiperinflamación" y al provocar coágulos sanguíneos.
"Hemos visto ataques cerebrales en personas relativamente jóvenes y sanas y estos parecen haber sido ocasionados por coágulos que se forman espontáneamente", dijo. Afortunadamente esos accidentes cerebrovasculares tienden a ser raros.
Michos también dijeron que ese tipo de coágulos podrían ocasionar ataques cardíacos. También se ha observado coagulación en pacientes con COVID-19 y que tienen cánulas arteriales llamados stents.
La doctora mencionó que, en general, COVID-19 representa "un estrés terrible que muchos pacientes cardíacos no pueden tolerar".
Por eso la mejor intervención es la prevención, tratar de no infectarse desde un principio.
Elkind también indicó que las personas con enfermedades cardiovasculares que incluyen alta presión arterial, diabetes y obesidad, deben cuidarse en particular con las formas en que se contagia el virus. "Sobre todo, deben evitar multitudes, distanciarse socialmente y lavarse las manos con frecuencia, con el fin de minimizar las veces que necesitan salir de compras, etc."
Indicó que las mascarillas son necesarias y que hay que pedir que los use cualquier persona que visite o esté cerca de alguien con una enfermedad cardíaca.
Estas medidas podrían no ofrecer una protección total, pero Michos las comparó con abrocharse el cinturón de seguridad. "Definitivamente existen más probabilidades de no lastimarse seriamente cuando se usa el cinturón de seguridad".
Sin embargo, añadió que "solo por cuidarnos con el distanciamiento social no significa que debamos ignorar los demás factores de la salud cardiovascular".
Eso significa que las personas con esas enfermedades deben mantenerse al corriente con sus tratamientos normales. "No se han descartado todas las cosas que recomendamos para prevenir enfermedades cardiovasculares", dijo.
Se recomienda que los pacientes se vacunen anualmente para la influenza (flu) debido a que enfermarse teniendo una enfermedad cardíaca aumenta las complicaciones del flu. Eso es incluso más importante actualmente, dijo Michos, debido a que nadie quiere enfermarse de flu en este año en el que los sistemas médicos podrían estar sobrepasados con pacientes con COVID-19.
No obstante, y sin que importe lo ocupado que estén los establecimientos médicos, ella y Elkind enfatizaron un mensaje que podría salvarle la vida a un paciente cardíaco: si tiene los síntomas de un ataque cardíaco o un ataque cerebral, llame al 911.
"La pandemia ya trascurrió durante varios meses", dijo Elkind, y los hospitales y médicos han aprendido mucho acerca de cómo atender a los pacientes y mantenerlos seguros. "Las personas no deben quedarse en casa esperando una mejoría, sino que deben buscar ayuda. Eso es porque el hospital es el lugar más seguro si está teniendo un ataque del corazón o un ataque cerebral".
Nota del editor: Debido a los eventos en rápida evolución que rodean el coronavirus, los hechos y consejos presentados en esta historia pueden haber cambiado desde su publicación. Visite Heart.org para obtener la información más reciente y consulte con los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades y los funcionarios de salud locales para obtener la orientación más reciente.
Si tiene una pregunta o un comentario sobre este artículo, por favor mande un correo electrónico a [email protected].